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Órgano oficial de prensa del Partido Federal

Bandera Argentina


Año 10 - Número 110

República Argentina, Lunes 1 de Septiembre de 2008.

Publicación de distribución electrónica
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Sumario:

Entre el Poder y la Riqueza II - Por Armando Ribas

Entre Bussi y Perón - Por Nicolás Marquez



Entre el Poder y la Riqueza II

Por Armando Ribas

“Un despotismo electivo no fue por lo que luchamos”

Thomas Jefferson

El problema del mundo hoy, al igual que ayer, no es lo que pasa sino lo que se piensa. A 160 años de haberse publicado el panfleto filosófico más destructivo del pensamiento, Manifiesto Comunista - Año 1848“El Manifiesto Comunista”, tiene más vigencia que lo que aprendimos, o deberíamos haber apren-dido de los verdaderos de-terminantes de la realidad que nos circunda. A esta observación se adelantó Ortega y Gasset cuando dijera: “No sabemos lo que nos pasa y eso es lo que nos pasa”. La diferen-cia con mi referencia al respecto de nuestra reali-dad es que creemos que sabemos lo que nos pa-sa, y en esa percepción ronda la sombra de Marx por más que hoy después de la caída del Muro de Berlín son pocos los que se atreven a citarlo o siquiera mencionarlo.

Creo procedente recordar que fue Marx quien primero reconociera el éxito en la creación de riqueza del sistema que para descalificarlo éticamente denominara “capitalis-mo”. No voy a insistir en la veracidad de esta observación corroborada estadísticamente por Simón Kusnetz. El problema fue la incapacidad de Marx de comprender la razón de ser de este proceso al que descalificó éticamente como la explotación del hombre por el hombre.

Pero la confusión existente a la que han contribuido decidi-damente los intelectuales como lo señala Schumpeter en su “Capitalismo, Socialismo y Democracia”, es continuar ignorando los verdaderos determinantes de la creación de riqueza. Ello no fue el resultado de un proceso económico per se, sino de un cambio fundamental en la concepción ética y el reconocimiento de la naturaleza falible del ser humano, que reconociera el cristianismo en “el justo peca siete veces”. Fue a partir de esta concepción ética y antropológica, que se reconoció la validez de los intereses particulares como no contrarios al interés general o, como diría Ayn Rand, de la virtud del egoísmo. En consecuencia, se creó un sistema político conciente de la naturaleza humana que permitió la libertad, en contraposición a aquellos que pretendían racionalmente modificarla, y en los que se fundaron los totalitarismos.

En este sistema institucional se reconocieron jurídicamen-te los derechos individuales: a la vida, a la libertad, a la pro-piedad y a la búsqueda de la propia felicidad., y funda-mentalmente el principio de que tales derechos no podían ser violados por las mayorías. El mundo hoy, por el contrario, parece más que obnubilado por la falacia de una democracia que casi por definición reconoce el derecho de las mayorías a violar los derechos individuales en nombre de las mayorías y del bien común, invocando la redistri-bución de la riqueza.

Nos encontramos entonces ante una alternativa de hierro. El pensamiento ético político que lleva al poder a los políticos es precisamente el que determina la destrucción de la riqueza. Después nos asombramos, y recientemente el Papa se preguntó ¿cómo es que en un mundo donde hay tanta riqueza haya tanta gente en la pobreza? En esa pregunta señera trasunta la descalificación ética del único sistema que le diera al mundo la oportunidad de superar la pobreza que había padecido universalmente hasta hace menos de trescientos años. Como bien señala Thomas Sowell en su brillante obra “La Visión de los Ungidos”, la izquierda ha logrado hacer “limpieza ética”: los que no están con ella no sólo están equivocados sino que son pecadores”.

Los partidos comunistas se apropiaron de una absurda predicción de Marx como denominación, dejando incólume la virtud del socialismo. El proyecto marxista no era otra cosa que la supuesta superación de la escasez a través de la dictadura del proletariado, encargada de expropiar a los expropiadores, léase capitalista y la supresión de la propiedad privada. Una vez terminado ese proceso se habría alcanzado la norma comunista: “de cada cual de acuerdo a sus habilidades a cada cual de acuerdo a sus necesidades”

Es casi inconcebible que el comunismo como tal haya podido ser tomado en serio por ninguna mente mediana-mente racional. Pero fue Schumpeter quien en la obra citada reconociera que el marxismo es una suerte de religión que promete el paraíso antes de la tumba y por ello su éxito sociológico y no económico. Y de este éxito culpa mayor-mente a los intelectuales por crear el antagonismo social a partir del resentimiento .compartido.

Por supuesto hoy ya no se habla del marxismo, pero el resentimiento sigue creando las condiciones para el socia-lismo democrático tal como lo predicaron y concibieron autores tales como Bernstein, después de reconocer el fracaso de las predicciones marxistas del derrumbe del capitalismo por sus contradicciones internas. Oponiéndose entonces a Lenin descartó la revolución así como la dictadura del proletariado y reencontró en la democracia el advenimiento del socialismo. Y lamentablemente tuvo ra-zón, pues tal como reconociera Nietzsche, democracia y socialismo son lo mismo. Partiendo del concepto equívoco de que el socialismo era el heredero legítimo del liberalis-mo, escribió: “Ningún pensamiento liberal puede no perte-necer a los elementos del socialismo”. Nada más contradictorio con la realidad de estas doctrinas que por definición son antitéticas.Ludwig von Misses

Desafortunadamente hoy, tal como ayer dijera Von Misses en 1922, en “So-cialismo”, el problema con el socialismo es que aún los que se le oponen aceptan sus principios fundamentales (sic). La concepción democrática presente, como he dicho en anteriores oportunida-des, es la versión Ilumi-nista de la demagogia. Y como dijera Aristóteles los aduladores del pueblo tienen un gran partido. Pero cuando las necesidades crean derechos, se pretende justificar la violación de los derechos de los que satisfacen las necesidades. En consecuencia, nos encontramos ante una alternativa de hierro: La prédica que lleva al poder es precisamente la que destruye la riqueza que permite la superación de la pobreza. Así podría decir remedando al Manifiesto: “Un espectro está rondando al mundo: es el espectro de la social democracia  que crea lo que Jefferson denominara un despotismo electivo”.Armando Ribas

 

 

Armando Ribas

 

Escuela para la Libertad Integral

Institución creada para despertar en el ciudadano la responsabilidad de su libertad

libertadintegral@ciudad.com.ar

 

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Entre Bussi y Perón

Por Nicolás Márquez

Los partidarios y funcionarios del peronismo, siempre fieles a su estilo de bastardear al extremo a quien se encuentra en posición de debilidad, se manifestaron esta semana “horrorizados” porque el General Antonio Bussi (con quienes los peronistas coqueteaban desembozadamente cuando este Gobernaba Tucumán en los años 90`) reconoció en el juicio que se le está llevando a cabo, que en el marco de la guerra antisubversiva tuvo en Tucumán la suma del poder público durante 20 meses.

 

Llama la atención que los peronistas se escandalicen ante esa declaración, puesto que su jefe, Juan Domingo Perón, tuvo la suma del poder público no 20 meses sino diez años, y no en una Provincia sino en todo el país (desde 1946 hasta 1955).

Antonio Domingo Bussi

Asimismo, los peronistas le endilgan a Bussi haber participado de un golpe de estado, lo cual es cierto, sin embargo, Perón participó no de un golpe de estado sino de dos: el de 1930 y 1943 y en este último no fue Gobernador de una Provincia pequeña, sino Ministro y Vicepresidente (ejerciendo sendos cargos al unísono) del gobierno militar del GOU, el cual, como es de público conocimiento, apoyaba al nazismo en la Segunda Guerra Mundial.

Los peronistas avalan estas conductas alegando “pero después el pueblo lo votó”, con Bussi se podría decir exactamente lo mismo: ganó todas las elecciones en las que se presentó, excepto cuando el peronismo ganó en Tucumán llevando como candidato al poeta y dramaturgo Ramón “Palito” Ortega, quien después se vio envuelto en el famoso escándalo por haber presuntamente cobrado coimas en el Senado.

Para llegar a ser General de la Nación, se supone que hay que tener cualidades determinadas, entre ellas se evalúa la valentía. Quizás ese fue el criterio que tuvo el gobierno peronista cuando nombró General al entonces Coronel Antonio Bussi en 1974 e Isabel Perón en persona le entregó el sable. En sentido contrario, Perón se autonombró “General” (sin pasar por el congreso) durante el Gobierno militar del GOU en 1946. Esta diferencia de origen probablemente explique porqué Bussi jamás brindó una arenga escondido, a diferencias de Perón, que durante los años de plomo hablaba temeroso tras un vidrio blindado.

Otro episodio con el que se indignan los peronistas, es que a Bussi se le adjudique responsabilidad por la desaparición de una persona (motivo por el cual se lo está enjuiciando). Por supuesto que es un sano y legítimo sentimiento indignarse ante una desaparición, pero dicha indignación debe incrementarse mucho más cuando la muerte no afecta a una persona sola, sino a 476, tal la cantidad de homicidios cometidos por la organización que Perón creó y comandó a partir de 1973: la AAA, cuyo subalterno inmediato era el Ministro y astrólogo José López Rega.

En definitiva, tanto Bussi como Perón, combatieron al terrorismo marxista en los años 70`, aunque con una salvedad, Bussi no creó ni fomentó a los terroristas. Perón sí los cobijó y promovió desde Madrid.

El peronismo, partido que se caracteriza por traficar miseria y lucrar con la incultura, ahora se dedica a juzgar la historia violentando los principios fundamentales del derecho (cosa juzgada, prescripción, igualdad ante la ley, quitar a los imputados de sus jueces naturales, irretroactividad de la ley penal etc.) sometiendo como chivo expiatorio a un solo sector, el militar, y sin embargo, el principal culpable del drama que vivió la Argentina es el alma mater y guía espiritual del partido gobernante. Sus feligreses y herederos son los actuales carceleros de quienes ellos mismos (cuando eran gobierno y no podían con su Triple A enfrentar al terrorismo), ordenaron a las FFAA. aniquilar a la subversión a través de los famosos decretos creadores del Operativo Independencia (N 261 y 2772) y nombraron a Bussi como Jefe de ese operativo en diciembre de 1975.

Ya lo decía ese gran escritor perseguido por el peronismo Jorge Luis Borges “los peronistas no son ni buenos ni malos, son incorregibles”. En este caso, nos tomamos el atrevimiento de dudar de la afirmación del ilustre pensador, puesto que no nos consta que los peronistas “no sean ni buenos ni malos”.

Nicolás Márquez

 

 

 

 

Nicolás Márquez

Periodista, escritor, abogado

 

Autor de los libros

La Otra Parte de la Verdad y La Mentira Oficial.

Próximo libro del autor

“El Vietnám argentino – la guerrilla marxista en Tucumán”

 

www.nicolas-marquez.com.ar

 

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