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La Hoja Federal

Bandera Argentina


A? 3 - N?ero 59

Rep?lica Argentina, 21 de Diciembre de 2001
?gano de Prensa del
Partido Federal

Av.de Mayo 962 piso 1?
C1083AAR - Buenos Aires


Sumario:
Los extremos de la escalera - Gustavo P. Forgione
Parto o suicidio - Mart? Borrelli
Pronunciamiento del Partido Federal frente a la crisis


A las soluciones facilistas en materia econ?ica le sobrevienen problemas mayores
Los extremos de la escalera
Por
Gustavo P. Forgione

Cuando se proponen cambios en la legislaci? econ?ica, normalmente obedecen al intento de soluci? de alg? problema directa o indirectamente, un ejemplo claro fue la entrada en vigencia de la convertibilidad del Austral en 1991. En tal oportunidad el riesgo cambiario hac? imposible mantener estable a la moneda, y con este instrumento se logr?terminar con aquel flagelo.
L
uego, la imprevisi? llev?a un severo descontrol del gasto p?lico, y el d?icit producido no pudo ser satisfecho por los impuestos, ?ico recurso genuino del estado; as? ?te se financi?mediante la venta de activos y la emisi? sostenida de deuda p?lica, lo que ante un escenario de liquidez internacional se presentaba como lo m? razonable en lo inmediato pero un seguro embargo para el futuro.
A
nte la primera crisis internacional, hubo algunas reacciones positivas desde el gobierno para paliar eventuales corridas internas, que surtieron efecto, pero siempre en lo inmediato. Las sucesivas debacles en el mercado financiero internacional fueron un campo propicio para los, cada vez m? crecientes, fondos institucionales de corto plazo y nuestro pa? ofreci?espl?didas condiciones para recibirlos, as?que ?tos realizaron sus ganancias y se retiraron.
A
nte la coyuntura de los ?timos a?s, surgi?otra idea, la de respetar el principio de restricci? del presupuesto, como si ello no hubiera sido una obligaci? hist?ica del estado; por lo que se promulg?una ley al efecto, que llamaron “de Convertibilidad Fiscal”. Luego de un tiempo advertimos que ?ta no pudo cumplirse y con un nuevo nombre se prometi?aplicar, en el mismo sentido, el denominado D?icit Cero.
P
ara que ?te r?imen surta efecto deben aumentar los recursos, reducir el gasto o cumplir con ambas variables; esto es una norma natural en la Argentina, en la China, Suiza y cualquier otro rinc? del universo.
A
unque debiera resultar elemental, ?te precepto no es muy bien entendido popularmente, entonces hay quien propone devaluar la moneda para reducir en forma poco visible y traum?ica los salarios y algunos otros valores de la econom? sin solucionar ning? problema; hay quien pretende ampliar la base monetaria nominal y dejar que flote libremente el tipo de cambio, sin concebir que ello nos llevar? a un empobrecimiento extremo; tambi? proyectan no pagar la tan nombrada deuda p?lica, desconociendo que ?ta forma parte de los fondos de jubilaci? y de los tesoros de los bancos que custodian nuestros dep?itos.

Y como no pod? faltar, desde claustros acad?icos como los del C.E.M.A., se plantea la posibilidad de incautar los dep?itos privados y reemplazarlos por bonos, cuotas parte de alg? fondo compulsivo, entre otras tantas calamidades extravagantes.
U
na de las m? graves es la idea de prescindir de una moneda propia y adoptar en su lugar el d?ar estadounidense, con el s?o fin de eliminar el riesgo cambiario, sin advertir que el resto de los componentes de lo que se llama popularmente riesgo pa? seguir?existiendo.
La dolarizaci? como respuesta a los problemas econ?icos, recuerda la soluci? propuesta por una computadora a la que se le hab?n cargado datos sobre accidentes dom?ticos; el resultado mec?icamente l?ico de la m?uina, ante la estad?tica de que la mayor parte de los accidentes dom?ticos graves se produc? en las escaleras, y m? precisamente en el primero y ?timo escal?; ?ta respondi? Eliminar el primero y el ?timo escal? de las escaleras, y si ello no lo remedia, eliminar las escaleras.
D
esde 1991 las medidas de corto plazo, tendientes a emparchar el d? a d?, s?o resultaron nocivas para el futuro; ser? lamentable que por hacerle caso a la coyuntura inmediata posterguemos a nuestro pa? por varias d?adas. Esto suceder?si se intenta solucionar el problema del d?icit mediante la implantaci? de otro problema, porque tanto la devaluaci?, como la quiebra, la inconvertibilidad de la moneda y la dolarizaci? no son m? que problemas.
E
l valor nominal de la moneda, su nombre u origen no tiene nada que ver con la esencia del d?icit fiscal
, ya que ?te es la diferencia real entre los recursos y el gasto, y su estabilizaci? ser?mucho m? dif?il si se implementan soluciones a inquietudes coyunturales.

Gustavo P. Forgione - Director de La Hoja Federal


Gustavo P. Forgione
gustavo@forgione.com.ar
Vicepresidente II
Partido Federal


A las corridas...La ca?a del gobierno nos pone frente a una disyuntiva hist?ica
Parto o suicidio
Por el Dr. Mart? Borrelli

Apago la televisi?, en la radio cambio las noticias por un rato de m?ica, decido separarme por un momento del torbellino de golpes impiadosos que los medios escupen sin cesar. Con semejante aturdimiento se hace muy dif?il pensar. Y creo que si hay una tarea imperiosa por hacer en estas horas es justamente serenarse, pensar, reflexionar, poner en su justa dimensi? la vertiginosa catarata de hechos que en menos de 48 horas han dado fin al segundo peor gobierno de la historia contempor?ea Argentina.
Los dolorosos sucesos que ocurrieron los ?timos 4 d?s, que combinaron coraje con violencia, impunidad con dignidad, cansancio con especulaci?, se inscriben dentro de las reacciones sociales mas significativas de la historia Imagen generalizada...argentina. A d?de nos llevar?esta violencia ? Servir?para alumbrar un nuevo orden pol?ico y social o nos hundir?en la oscuridad de los tiempos apagando por a?s la luz de la esperanza argentina ?

Dos momentos cruciales que marcaron a la Alianza
L
a m?ica ya invade el ambiente, pero mi memoria es tozuda y se empecina en traerme a la mente innumerables im?enes vistas a lo largo del d? y otras muchas acumuladas a lo largo de estos 24 meses de gobierno de la Alianza. Todos seguramente nos estamos planteando  qu?fue lo que llev?a De La R? a este desenlace.
N
os pregunt?amos en la ?tima nota titulada “Cuenta regresiva”, La Hoja Federal N? 58, si el comienzo de todo era el huevo o la gallina, si el ajuste del 13% o el megacanje ruinoso, y que a esa altura - 7 de Diciembre - ya daba igual porque el reloj hab? empezado a correr en contra del gobierno.
E
n la memoria fresca est?la bancarizaci? forzada y las interminables filas en los bancos. Pero las causas primeras de toda gran debacle suelen anidar en momentos m? primitivos de la historia. Es como con los dinosaurios: fueron los animales m? espectaculares, pero no los m? importantes en la historia de la evoluci?.
D
os momentos en particular se me hacen insoportables, pero acepto que s?o puedan mortificarme a mi y no a los dem?: se trata de la jura de Flamarique como Secretario General de la Presidencia y del despido de L?ez Murphy de su interinato en el Ministerio de Econom?. Y elijo estas dos porque son p?licas, conocidas por todos y las puedo compartir con ustedes, pero guardo en mi generosa cabeza di?ogos, discusiones y disidencias tenidas por mi con quienes fueran compa?ros en el Bloque del Cavallismo en la C?ara de Diputados que son merecedoras de un art?ulo que seguro escribir?alg? d?. Y son muy valiosas porque en parte explican porque fracas? Cavallo.
P
ero volvamos a los dos momentos que yo considero emblem?icos de la gesti? radical. Uno signific? renunciar a la transparencia y en sentido amplio, a las promesas de campa?; el otro, la claudicaci? frente al Partido de gobierno.
L
a designaci? de Flamarique, sospechoso de ser el gestor oficial del pago de sobornos para la sanci? de la Ley laboral en el Senado de la Naci?, fue la demostraci? mas cabal del nivel de desconexi? de De la R? con el contexto. Cuando tuvo la ocasi? servida para cumplir con una de sus promesas agitadas en la campa?, cuando la opini? p?lica esperaba que se pusiera al frente de la depuraci? pol?ica para darle su apoyo, tom?el camino inverso, ratificando al funcionario dudoso, desautorizando a su vicepresidente que exig? una investigaci? a fondo y nombrando en el Ministerio de Justicia –que controla a los fiscales- a su hermano Jorge.  Adi? a la reforma de la pol?ica.

De la R? rompi?as?el contrato que hab? asumido con el electorado, precipit?el descalabro de la Alianza y del mismo gobierno, porque empuj? a Chacho Alvarez a una renuncia obligada, como dij?amos en el n?ero 40 de la Hoja Federal, y por sobre todo empez?a alejarse irremediablemente de la gente.
Por su parte, la falta de apoyo a L?ez Murphy desnud?la bajeza pol?ica del ex presidente. En uno de los discursos m? memorables de los ?timos a?s, el economista radical describi?con precisi? y crudeza todos los males de la econom? argentina y deline?un duro programa integral para remediarlos. Estaba todo pensado, menos que el mismo presidente que lo hab? elogiado ante los empresarios en Chile, unas pocas horas despu?, por la presi? del partido y de sus activistas de Franja Morada y los gremios estatales, le iba a soltar la mano en uno de los hechos m? vergonzosos –y da?nos- de la pol?ica argentina. Porque con L?ez Murphy se perdi?la ?tima oportunidad de defender la convertibilidad desde la disciplina fiscal, repartiendo las cargas y los recortes entre distintos sectores sociales con capacidad para hacerlo (Poder Legislativo, Judicial, Universidades, etc) y procurando al mismo tiempo cumplir con las obligaciones externas y preservar la paz social. Falt?el coraje y la visi? suficiente para entender que era ?e el momento exacto para hacerlo. Despu? fue tarde.

Ahora, el peronismo
A
hora se abre una nueva p?ina en la historia del pa?. El justicialismo, que desde hace tres meses sabe que tarde o temprano iba a formar el nuevo gobierno, tendr?que estar a la altura de las circunstancias; por empezar ser? bueno que asumiera que en buena parte del gobierno de Menem miraron distra?os hacia otro lado mientras se generaban muchas de las causas que dos a?s despu? llevar?n al colapso del gobierno de De La R?.
L
a pol?ica, al contrario de lo que la mayor? piensa, tiene mucho por hacer. Un plan estrat?ico que dise? un pa? para los pr?imos veinte a?s, estableciendo entre otras cosas la cantidad y calidad de estado que necesitamos, s?o es posible hacerlo desde la misma pol?ica. Pero deber?ser ella la que de el primer ejemplo. Por eso, el nuevo gobierno interino antes de llamar a elecciones deber?convocar a una convenci? constituyente que consagre desde la Constituci? misma una administraci? p?lica mucho m? austera y eficiente, variando dr?ticamente la ecuaci? actual donde vemos que existe sobrerepresentaci? electoral (muchas legislaturas, intendencias, organismos) con subadministraci? del estado: la gran cantidad de cargos pol?icos ha demostrado no ser garant? de soluci? a los problemas del ciudadano y a las necesidades de la propia naci?.

S
i el Justicialismo piensa que esto s?o se arregla con decretar una devaluaci?, elegir un nuevo presidente dentro de tres meses y controlar a las masas con planes trabajar, en pocos tiempo asistiremos a un caos de proporciones b?licas. La nueva pueblada no ser?contra los supermercados sino una guerra entre los que tienen algo y los que nada tienen, en un escenario muy parecido a una guerra civil.

Diputado nacional Mart? Borrelli


Dr. Mart? Borrelli
borrelli@federal.org.ar

Presidente del Partido Federal


Pronunciamiento del Partido Federal frente a la crisis

Buenos Aires, 21 de diciembre de 2001.

Estimados Amigos Federales:
            
                  Ante los sucesos que han motivado la ca?a del gobierno del Dr. Fernando de la R? y la asunci? de un gobierno interino, y la incertidumbre que reina en la poblaci?, los Federales manifestamos lo siguiente:
                              Resulta imprescindible para la adopci? de cualquier medida de gobierno garantizar la paz social, el orden legal y el principio de autoridad. Sin ellos, la vida y la propiedad de los argentinos est?en peligro. En caso de que se repitan los hechos de violencia de las ?timas horas, el estado de sitio debe ser reimplantado.
                              El gobierno interino deber?garantizar la propiedad y la integridad del patrimonio de los argentinos, evitando la adopci? de medidas que alienten o permitan el cambio de signo monetario, la devaluaci? de la moneda o el repudio de la deuda p?lica. En cualquiera de estos casos, el futuro de la Argentina estar? en riesgo.
                              Para conseguir equilibrio fiscal sin inequidades como las actuales, las nuevas autoridades deber? empe?rse en la postergada reforma del estado. Por los medios legales que est? a su alcance, hay que llevar a cabo una verdadera y efectiva reducci? del costo improductivo de la pol?ica, para lo que se?lamos nuestra preferencia por una pronta convocatoria a una convenci? constituyente que garantice una amplia participaci? de todos los sectores pol?icos.
                              Entre las modificaciones a sancionarse citamos: legislaturas unicamerales en las provincias, eliminaci? y reducci? de intendencias y concejos deliberantes, tope a los gastos de funcionamiento de los cuerpos legislativos, adopci? de auditor?s externas para el control de calidad, reducci? de diputados nacionales garantizando la representaci? de las minor?s, eliminaci? del tercer senador por provincia, entre otras.
                              El Congreso de la Naci? deber?sancionar con urgencia una nueva ley de coparticipaci? federal que deposite en las provincias la responsabilidad de cobrar y administrar los impuestos, haci?dose cargo de sus cuentas fiscales sin tener que mendigar a la Naci?. Aquellas que en un primer momento no est? en condiciones de enfrentar el nuevo sistema, ser? auxiliadas por un fondo compensatorio de duraci? restringida.
                              El Poder Judicial de la Naci? no puede estar al margen del nuevo orden social y econ?ico. Como parte del estado, deber?ajustar su presupuesto y salarios de magistrados y empleados en la misma medida que el resto de la administraci? p?lica, sin invocaci? de privilegios ni prerrogativas de ninguna especie. Claramente, la actual composici? del m?imo Tribunal de la Naci? no goza de la confianza m?ima del conjunto de la sociedad por lo que ser? otro gesto de grandeza que sus autoridades den un paso al costado.
                              Por ?timo, resulta indispensable que un nuevo orden se asiente sobre la legitimidad que s?o otorga el voto popular. En tal sentido sostenemos que en el plazo m? breve posible, se convoque a elecciones nacionales para presidente y vice de la Naci? por un periodo completo de cuatro a?s.

BERNARDO CARLINO
Vicepresidente 1?
MARTIN BORRELLI
Presidente

La Hoja Federal

Director
Gustavo P. Forgione

Correo electr?ico: hoja@infored.com.ar  

Tel?onos:
Lectores y Redacci?:
(0 11) 15-5109-8824
Director:
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