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La Hoja Federal

Número Extraordinario

Palabras de la Diputada de la Nación Ruth Monjardin de Masci en la Honorable Cámara de Diputados de la Nación

Es posible que esta vida que intentaré reseñar, a la que acompañé durante diez y siete años, la de quien debió ser mi compañero de banca, la de un respe-tado maestro de mi vida y entrañable amigo, sea una vida imperfecta. Es posible que su accionar sea para muchos discutible, que su pensamiento sea opinable, pero su estar comprome-tido siempre, luchando siempre, dándose siempre, me obliga más que mi amistad a recordarlo con fervor y emoción.
Voy a rendir homenaje al que fuera Pre-sidente y fundador del Partido Federal, Francisco Manrique.
Cuando decidió fundarlo, la Argentina venía de grandes desencuentros y él había sido uno de los protagonistas de esos desencuentros. Había actuado con profunda convicción pero tenía con-ciencia de que esos desencuentros eran dolor, y los años le habían confir-mado que lo vivido era dolor. Pretendió entonces, con su Partido, hacer una síntesis como reconciliación. Creyó que esa posibilidad de síntesis consistía en enarbolar banderas que, si bien la histo-ria política se las asignaba legítima-mente a otras fuerzas políticas tradicio-nales, justamente para ser legítimas, ya habían dejado de pertenecer a esas singularidades y eran y son patrimonio de todo el pueblo argentino.
Por eso, sin complejo alguno, nuestra declaración de principios, al fundar el Partido Federal, rescata de ese importante pasado político, el concepto de respeto a la propiedad privada encarnado, fundamentalmente, por los sectores conservadores, el respeto de las libertades públicas base de la De-mocracia y la República, encarnado esencialmente por la U.C.R. y la vigencia real de la justicia social que fue la vanguardia del Justicialismo.
Y así, por hacer esa síntesis y esa reconciliación deseada, Manrique levantó como bandera, estas tres consignas. Pero la síntesis y la paz no estaban totalmente logradas si no se les incorporaba como expresión de la unidad nacional el valioso componente de lo federal, que nos pareció y nos parece tan definitorio, que le pusimos ese nombre a nuestro Partido.
Con esos cuatro principios en su cora-zón y en su inteligencia, Manrique hizo suya la palabra “solidaridad”. Todo ello se concretó en un partido no como con-secuencia de una simple intención, sino que estuvo precedida por un hecho electoral, en el cual, Manrique, acom-pañado de importantes sectores coin-cidentes partidos nacionales y provin-ciales prestigiosos y grupos indepen-dientes, se sintió avalado por casi dos millones de voluntades.
El 10 de diciembre de 1973, después de esas dos experiencias electorales, Manrique, funda su Partido Federal y vuelca en él todo el bagage de sabi-duría, experiencia y militancia que traía consigo. Antes había vivido intensa-mente. Las responsabilidades que ejerció a partir de su paso por la Marina, a la que quiso y respetó mucho, las ejer-ció por convicción apasionada y frontal-mente, suscitando adhesiones y oposi-ciones tan enérgicas unas como otras. Su figura fue polémica, no se podría ser un indiferente con él, porque el no era un indiferente ante nada. No sé si todos lo comprendieron a través de sus accio-nes, pero a quienes estuvimos muy cer-ca suyo nos comprometió definitiva-mente para acompañarlo, una cualidad que es, seguramente, la primera ante los ojos de Dios, que era su gran corazón abierto para comprender la pesadumbre de las madres y los niños de la pobreza, para los que creó la Secretaría del Menor y la Familia, para comprender el dolor de los más humil-des, el de sus jubilados queridos y el de todos los desposeídos que pasaban a su lado. Y más allá, por América y por el mundo fue un viajero incansable, curio-so y bohemio periodista, en un luchar incesante contra la miseria y por el triunfo de la justicia y la libertad. Procla-mó como principio insolayable la soli-daridad, que entendía como la forma de hacer justicia social sin limitar los dere-chos de cada hombre a crecer, a avan-zar, a ser más. Y así, el federalismo, la libertad, la justicia, la solidaridad, fueron los principios que esencialmente amó.
Demostró, con su vida, que era legítimo que deseara el poder. “Dadme una pa-lanca y moveré el mundo” se dijo al-guna vez. Y él humildemente, sonrien-do, decía “lo que yo quiero es hacer”, “si fuera ascensorista, el mío sería el mejor ascensor del mundo”. Con una cuota de poder, en tres oportunidades hizo, hizo, hizo. Citaré sus realizaciones mas importantes:
Soñó toda su vida con la creación del banco Social y difundió esa idea; -Propuso la creación del “Banco de Investigación Científica y Técnica”. El proyecto se aprueba y nace la “Comisión Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas”; - Propone la creación de un “Banco de Cultura”, con el fin de favorecer el desarrollo y difu-sión de las artes. El resultado es la creación del “Fondo Nacional de las Artes”.
Siendo Ministro de Bienestar Social, dictó aproximadamente 130 decretos leyes sobre cuestiones eminentemente sociales como ser:
- Creación del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (PAMI); - Normalización, modernización y agilización del sistema jubilatorio. Crea la Dirección Nacional de Recaudación Provisional; - Modi-ficación de la Ley 18.610 de Obras So-ciales; - Creación del Instituto Nacional de Acción Mutual; - Creación del Institu-to Nacional de Acción Cooperativa; - Creación de la Secretaría de Estado del Menor y la Familia; - Creación del PRODE: - Creación de la Secretaría de Deportes; - Creación de COFESA, Con-sejo Federal de Salud; - Creación del CONATON, Consejo Nacional de Toxi-comanía y Narcóticos; - Creación del CENARESO, Centro Nacional de Recu-peración Social; - Durante su gestión como Ministro de Bienestar Social, apo-yó decididamente la creación de la Uni-versidad de Lujan, e hizo anticipada-mente el convenio por el cual se cedie-ron los terrenos en los cuales hoy está la Universidad. En lo cívico, actuó muy joven, de acuerdo con su conciencia, con acierto o con error, según quien los juzgue, pero con patriotismo, convic-ción y honestidad.
Incapaz de rencores o de odios, durante toda su vida demostró después que su-po ser amigo, atender y responder in-quietudes de hombres de todos los sectores políticos y de todas las ideas: retirado de su profesión se lanzó al periodismo con su audacia y empuje naturales. Fue crítico con la severidad de la juventud, fue sagaz y polémico y avanzó con “Correo de la Tarde” con el lema “Defensor de la dignidad en la libertad y custodio de la democracia y la República”, equivocándose a veces, y con una franqueza serena rectificán-dose cuando debió hacerlo. Desde allí, trabajó por los jubilados y publicó cartas y cartas del pueblo. Le tocó entonces defender la Constitución y la República y finalmente pidió la baja de la Marina a la que siempre recordó con gratitud y honra y se lanzó más que nunca, quijotescamente, a la acción periodís-tica y luego a la política, con dificultades personales pero alimentado por la pasión de su autenticidad.
Demostró que tenía coraje y que creía en la Democracia porque supo elegir, el llano, sin medios, sin apoyo de podero-sos, solo con un puñado de amigos y fue periodista, candidato independiente a Diputado en la lista de UDELPA, candi-dato a Presidente tres veces, fundador de un partido, candidato a Diputado por su Partido Federal y finalmente Dipu-tado electo como extrapartidario en las listas de la U.C.R. En este partido dio amistad, lealtad y afecto y recibió leal-tad, afecto y amistad. Muchas gracias por ello. Y allí, en esa Secretaría de Turismo que dejaba con pesar, trabajó hasta el agotamiento, hasta el final, entusiasmando a sus colaboradores, movilizando hasta el mas modesto em-pleado por una causa, una más de las que él hacia suyas como antes en el Ministerio de Bienestar Social. Y esta causa era que nuestros hombres y mujeres, nuestros jóvenes, y niños recorrieran su patria, conocieran sus bellezas y la amaran cada vez más y que de todo el mundo vinieran gentes a descubrirla, a admirarla, a querer volver aquí, a invertir aquí.
Asi, nada lo expresa tan bien ahora, para el fin de su vida, como esas dos frases que se acuñaron en la Secretaría de Turismo, que él hizo suyas, él procla-mó, las convirtió en su lema y lo son. Por eso con ellas quiero terminar: “Viaje por el país por el país” y luego esta que expresara su vida entera, su mas profundo sentimiento, la razón de ser de todas sus luchas: “Argentina te quiero”.

Palabras del Dr. Carlos Becerra en nombre del Gobierno de la Nación durante el velatorio en el Salón Azul del Congreso de la Nación Palabras del Dr. Andrés Fescina, presidente del Partido Federal durante el velatorio en el Salón Azul del Congreso de la Nación Palabras del Concejal Dr. Guillermo Francos en el Honorable Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires

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