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Argentina


Año 15 - Número 141

República Argentina,  Martes 19 de Marzo de 2013

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El día 13 de marzo pasado algo cambió

El mundo tiene Papa

Jorge Bergoglio lleva su sello de humildad, austeridad, diálogo, serenidad y decisión al Vaticano

Por Gustavo P. Forgione

La elección de un nuevo Papa resulta excluyente del tratamiento de cualquier otra noticia o comentario, por estos días.

Todos recordaremos, de aquí en más, lo que hacíamos y dónde nos encontrábamos, al momento de escuchar, del protodiácono Jean Louis Tauran en la Plaza San Pedro, el nombre de "Georgius Marius" como el nuevo Papa Francisco.

 

El Papa Francisco

 

Algunos argentinos entendemos que esto, que se convertiría luego en un motivo de orgullo, no significa más que el producto de un país anterior; una nación que en el pasado nos ungió con una educación pública de excelencia que, hoy, nos puede regalar esta fortuna que implica poder contar con "uno de los nuestros" a cargo de la Iglesia Católica en todo el mundo.

Posteriormente a la sensación de alegría, exaltación y de sano júbilo, cabe advertir que, como sociedad en su conjunto, nada hemos hecho en la actualidad para que esto ocurra. Tanto, a partir de los ciudadanos comunes que poco nos interesamos por las cuestiones religiosas; como desde los ámbitos cercanos al poder, desde donde se ha operado activamente para evitar el nombramiento del cardenal Bergoglio en el papado.

 

Un sello personal

Como ha sido siempre su comportamiento; muy notablemente cuando pidió "allanar el camino a Joseph Ratzinger" en la designación de Benedicto XVI en 2005; en su actividad pastoral en Argentina junto a los sacerdotes de las villas y sus mismos habitantes y en todas las acciones que personalmente realizó; el sello personal de Jorge Bergoglio ha llegado al Vaticano.

Su humildad, austeridad, serenidad y decisión lo acompañaron hasta allí. El hecho de haber viajado en un colectivo con los otros cardenales, de haber abonado la factura de su hospedaje como cardenal y de no haber utilizado detalles de lujo durante su presentación luego de ser elegido Papa; son detalles mínimos de sus convicciones, pero que evidencian que su conducta sigue por la misma senda.

No obstante las señales que claramente dejó ver, actuó conforme a sus principios y de los de su iglesia, sorprendiendo a más de uno que pensaba que en el vaticano sólo había cambiado un papa y que éste traía una suerte de mercadotecnia personal. No es así, a menos de un día de haber sido elegido, estampó su estilo con la frase: "No quiero que siga frecuentando esta Basílica", refiriéndose al cardenal Bernard Law, acusado de haber encubierto a unos doscientos cincuenta curas abusadores de menores de Boston entre 1984 y 2002.

 

El ejemplo viene desde arriba

En estos tiempos y por estas latitudes; en las que los gobernantes se ciñen a un grupo cerrado y ostentan los privilegios más acérrimos; en las que la dirigencia y, lo que en algún momento se llamó fuerzas vivas, si de ello depende alguna ganancia, aceptan lo inaceptable y; en las que los intelectuales se llaman a silencio por temor a ser investigados por la autoridad impositiva; se hacía necesario que surja alguien con un mensaje de diálogo, de humildad en su aspecto más profundo, de austeridad plena y de convicciones firmes.

Resulta claro que el Papa Francisco tiene la influencia necesaria como para llevar este mensaje de hombría de bien a todos los estratos de nuestra sociedad, de los diversos credos, agnósticos y ateos, y, principalmente, a miles de millones de personas en la faz de la Tierra.

 

Orgullo argentino

Resulta curioso el engreimiento de quienes estamos en esta parte del mundo; los porteños, los argentinos, los sudamericanos y todos los americanos; so pretexto de que  aportamos a un hombre para la tarea de regir la Iglesia Católica por el resto de su vida.

Durante esta semana hemos leído las palabras "Papa argentino" hasta el hartazgo, lo que sólo implica un adjetivo gentilicio que no indica más que el hecho de que un argentino fue a dar como Papa, pero, el sentido de pertenencia por alguien tan cercano y afín puede más que la humildad que predica Francisco. No obstante su origen, es el Papa de la Iglesia Católica de todo el mundo.

 

Ecumenismo

Desde hace un par de décadas, para quienes vivimos en Argentina, no es extraño ver ceremonias interreligiosas, reuniones ecuménicas y debates con participantes de diversos credos, lo que resulta en un ejemplo de diálogo que aseguran un ámbito de paz y concordia; algo que no es común en todo el mundo.

El cardenal Bergoglio, no sólo no es ajeno a esta armonía, sino que, es su fundamental impulsor; por ello es común verlo ejercer su actividad junto a rabinos que han resultado ser sus íntimos amigos y con los que ha publicado libros.

Necesitaríamos, en esta parte del mundo, que la fraternidad practicada por, el ahora, Papa Francisco sea contagiada al ámbito político, para que el diálogo como iguales y la humildad que sólo pueden tener los grandes, surta efecto en nuestra dirigencia.

 

 

 

 

 

Gustavo P. Forgione
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