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La Hoja Federal

Número Extraordinario

 

 

Correo de la Tarde,

editorial del 16/12/58

 

 

 

Incondicionalismo

La “disciplina del bloque” dentro de las cámaras del Poder Legislativo, buen elemento para coordinar una política, tiene también su vicio, y muy grave. Así por ejemplo, la Cámara de Diputados sancionó la Ley de Asociaciones Profesionales en contra de la opinión de la mayoría de sus miembros. Porque muchos de ellos, que se habían expresado en contra del bloque partidario, votaron luego a favor en el recinto de la Cámara, para asegurar la victoria de su sector. Pero ¿qué intereses deben defender los “repre-sentantes del Pueblo”? ¿Los del pueblo de la República, o los de su partido? Han sido elegidos bajo el signo de un partido, pero personalmente, con sus nombres propios. El más elemental sentido de responsabilidad, y de lealtad hacia el pueblo que representan, les obliga a 

sostener con firmeza insobor-nable los principios que sustentan en conciencia.
Varios diputados han presentado sus renuncias al bloque a que pertenecen. Sin entrar a considerar los motivos particulares invocados, aplaudimos el gesto en cuanto revela independencia de juicio y decisión de asumir personal-mente las responsabilidades inheren-tes a su investidura. Creemos, sin embargo, contraproducente la forma-ción de nexos “sub-bloques” o fraccio-nes, y la tendencia a subordinar estas actitudes a lucha por el predominio dentro del partido. No interesa al país quiénes son mas “puros radicales” o más “integradores”, o más “Grandes Cambistas”. Quiénes responden incondicionalmente al partido o incondicionalmente al Poder Ejecutivo.

Quiénes renuncian al bloque o quiénes se

 quedan dentro. Lo que le interesa al pueblo de la Nación es que no haya ningún “incondicionalismo”. Que sus representantes en el Congreso no olviden su calidad de tales, para subordinar su actitud a tácticas políticas. Que estudien profundamente los problemas nacionales, y expongan y sostengan sus conclusiones con claridad y firmeza.
Que sean digno sucesores de aquellos hombres que engrandecieron nuestro parlamento, y, con su labor personal y señera, sentaron las bases de nuestra nacionalidad. Tal debe ser su constante preocupación. Que renuncien o no renuncien a sus bloques carece de im-portancia. No interesan ya las “actitudes, sino la labor constructiva.


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